28 de febrero de 2011

Por la alfombra de los Oscars

Twitter es guay.
Twitter y twitteros/bloguistas como Anabel Vázquez (ahora en Vanity Fair), Ariadna de Fashionisima, Patchgirl o Cameron de Devil Wears Zara.
Yo anoche duré lo que pude (no mucho) pero, tras sesuda reflexión mi veredicto oscaril es el que sigue:

Alucinamente bellas en los Oscars: Gwyneth Paltrow,


Cate Blanchet, Camilla Alves y, sip, Sandra Bullock.

La dulzura de Michelle Williams y su Chanel y su corte rubio a lo garçon, es un caso aparte.

Se endosaron vestidos rayanos con la horripilancia: Nicole Kidman (cansada de colocarse su indomable flequillo), Marisa Tomei, Scarlet Johanson y Amy Adams (y bien que lo siento, porque la chica de Encantada me cae fenomenal, pero desde mis días de colegio de monja no soporto ver un collar de brillitos superpuesto a un jersey o vestido de cuello cisne. es una fobia)



Tampoco el D&G de Scarlet Johanson ni su melena de recién salida de la cama me convencieron lo más mínimo.

Empachó la sobredosis de tutús y el exceso de guiños bailarines al Cisne Negro (especie de contagiosa gripe aviar)

Se pasaron: Sharon Stone (por exceso de tupé: decía una bloguista que se transmutó en Cruella de Vil...) y Penélope Cruz (por ostentación de delantera)




Hubo gente en quien nunca me había fijado antes y anoche me pareció ultra molona: particularmente, Florence Welch. Pero también Melisa Leo y Jennifer Lawrence.



Y nos alegraron la noche, porque iban guapos a rabiar: Colin Firth (gracias Tom Ford!), Mark Ruffalo, James Franco (siempre) y, más que ninguno, Kirk Douglas a sus 94 años







Los oscars 'consortes' más guapos fueron Livia Giuggiolli (afortunada Sra de Firth) y Benjamin Millepied (cada día con más cara de francés)


Lo podéis ver clarísimamente aquí y aquí

21 de febrero de 2011

Por Glee

Es por la Avant Garde BT medium de los títulos de crédito (con las dos "es" abrazadas por su trazo horizontal), por la voz, bastante alucinante en algunos casos, de todos los perdedores irredentos que participan en este anti High School Musical de la Fox, es por Emma -la pelirroja obsesivo compulsiva perdidamente enamorada del  profe guaperas del insti- y por las muecas de Queen Fabrey -la ex campitana de animadoras embarazada.

Es por la sarta de tontunas que componen los guiones (parangonable en hallazgos argumentales a lo mejor de Juno), por lo surrealista y absurdo de todos y cada uno de los personajes... por mezclar Aretha Franklin con el punk de Billy Idol,



Queen con Rihanna



"Cabaret" con "My first Lady"



Es por el director del centro, ex azafato de unas líneas aéreas indias de tercera, por la columna del noticiario local de la inmisericorde entrenadora de cheerleaders acrobáticas, por el entrenador de fútbol cherokee o el tío bueno de la cresta y, sobre todo, porque esta nueva serie a la que me he hecho adicta me recuerda cuánto me gustaría arrancarme con una balada en mi próxima reunión con mis clientes.

Igual podría ser ésta



O ésta. Es importante parecer optimista en el curro (o igual se os ocurren otras)

16 de febrero de 2011

por Santi Santamaría


Yo lo conocí por suerte: le pasa a mi trabajo que te pone a menudo en contacto con gente absolutamente fabulosa.

Cerraba unos talleres de cocina 'ecoculinaria' en ese hotel tan kitsch y tan respingón que es Hesperia Madrid y reflexionaba con veneración de enamorado sobre los aromas y los gozos de la trufa. Me acuerdo de que un periodista -que al final es un dandy y otra persona fantástica- le volvió loco. Y él mimaba cada ángulo de la cámara, cada detalle de su maravillosa cocina de sartenes de bronce en esa cueva de los tesoros que es Santceloni, recuerdo que analizaba cada perfil, para que no hubiera algo chirriante, y saboreaba cada palabra que repetía con paciencia de estoico y con mirada de sabio.

Paraba un segundo a preguntarle al friegaplatos por su familia en Guinea y se sabía su nombre y que tenía mujer y una hija y se reía el equipo de cocina con él y desde el más pintado al más gruñón en la cocina, ponía cara de empollón como ante una especie de papá bondadoso.

Le volví a ver arrimado a las preciosas langostas y cigalas de Pescaderías Coruñesas, filosofando sobre la piel del pescado, sobre el paladeo de las escamas y sobre los tesoros de su patria chica. Tuve la fortuna enorme de que, junto a un grupo de periodistas y abuelitos intrépidos nos hiciera de Cicerone por los laberintos de Mercamadrid cuando alboreaba un sábado de otoño y le recuerdo abrazado a un melón y mirando con arrobo un calamar e hinchando los pulmones ante los fragantes cajones de ciruelas. Y luego me acuerdo de él hablando sobre su perplejidad frente a los enormes casinos de Singapur o al constatar las costumbres de sus clientes en Dubai, todo a la vera de los callos a la madrileña más madrugadores y más ricos que he comido nunca.

A mí me da una pena enorme que se haya muerto Santi Santamaría, y no porque siempre me guiñase un ojo (como hacía con todo el mundo a quien sonreía), sino porque lo vi acariciar un hígado de pato con deleite, y le escuché divagar, con un cariño transparente e infinito de las mariposas que cazaba de pequeño y se notaba que era feliz al reírse sobre cómo aprendió a cocinar fisgando entre los fogones de su madre y porque a menudo tenía esa mirada tan melancólica en las fotos, y por su acento de mar de la Costa Brava y porque le escuché contar a un periodista lo que le apasionaba dibujar sus propios menús y referirse con amor inusitado a su mujer. Y me da una pena terrible porque una vez me dijo que la comida siempre está más rica si la adereza el cariño y porque en sus ojos se notaba que veía la vida con mentalidad de tragón irrefrenable.

A Santi, que seguro que tiene revolucionados ya a todos los ángeles pinches del cielo de los cocineros, le dedico este brindis tan triste que me gustaría que tuviera el regusto del foie-gras del Ampurdán, de las almejas a la marinera, las lentejas tempraneras y los tomates recién cortados.

15 de febrero de 2011

Por la 'tarte aux pommes à la Marianne'

He pasado el fin de semana alargado y maravilloso en París, en casa de dos amigos favoritos.
Además de disfrutar de las tienditas de Le Marais, de los macarons de Violeta y Limón de Paul y de una pastelería muy chic cuyo nombre no recuerdo, además de alucinar con el carrusel entomológico y la cinta transportadora de humanos del 104, además de pasar ratos fabulosos con amigos de hace mucho y amigos nuevos (como Giacomo y Amelie) y además de regodearme en el refugio del Louvre el sábado por la mañana, además... he aprendido a hacer una tarta impresionante.
Ésta.


Es importante mezclar la masa con las manos frías: dos partes de harina y una de mantequilla cortada a pedacitos pequeños cuidando de que no se deshaga, amasado muy rápido (que se mantengan los trocitos de mantequilla) con un vaso de agua fría y un poco de sal. Luego, mientras la masa descansa en la nevera se cortan finitos los gajos de manzana, un millón de gajos, cuantos más mejor, todos los que quepan en el molde (comprado hoy mismo en ferreterías Venecia)

Luego la masa se afina con el rodillo, se coloca en el molde, que sobresalga un poquito por los bordes y se rellena con la manzana cortada, 15 minutos en el horno.

En el ínterim se baten dos huevos, se mezclan con el azúcar que le guste a uno y un poco de canela (si se quiere) y un chorreón de nata.

Y luego al horno de nuevo con la masa, las manzanas cortadas y el huevo, hasta que las yemas estén hechas y doradas y ¡voilá! La tarte aux pommes está lista para superar la morriña de las tardes a la vera de Pigalle y la plaza de Abesses donde está escrito "te quiero" en todas las lenguas del mundo.

9 de febrero de 2011

Por las cosas más ricas que he comido (cap 1)

1) la sopa de ajo que, lo juro, me acuerdo, preparaba mi abuelo Joaquín para que compartiéramos (y mi abuelo era muy exquisito a la hora de decidir con quién compartía sus tesoros culinarios)

2) los pimientos asados que algunas veces todavía prepara mi padre (y que hacen que toda la casa huela a gloria)

3) El cordero asado de cada Nochebuena de mi abuela Auri.

4) La tarta de queso que mi hermana Carola me regaló por mi 32 cumpleaños (golosinería pura y trillones de calorías en cada cucharada)

5) El plato de Thiebou-djen que compartimos en un garito de Dakar.

6) Cualquiera de los millones de sabores de helado que uno encuentra en Santini (Cascais).

7) El tiramisú más rico del mundo que comí en Venecia.

8) Los spaguetti allo scoglio del bareto de la curva de San Vitto (Abbruzzo), un reducto escapado de una peli de Vittorio de Sicca.

9) La pizza del chiringuito playero de Vieste (Puggia): pizza con vistas a las olas de una cala maravillosa...

10) Cualquier plato de la carta de aquel restaurantito etíope que descubrimos hace tanto en el Upper East Side, a la altura de la 86th ¡cuántos recuerdos!

11) La hamburguesas de McHales (que ya no existe), los sandwitches de Katz´s Deli, el bagel con whitefishsalad y la tarta de trufa de Zabar´s.

12) El bocata de calamares de la Plaza Mayor

13) Por los creppes que algún domingo preparaban para el desayuno Marianne y Jeremie.

7 de febrero de 2011

Por los lugares más bellos en que he estado (cap 1)

- Puente de Brooklyn. (Nueva York) Junio de 2004. 6am. ¿o eran las 5? ¿o eran las 7? Amanecía. Nunca he estado más cerca de creerme en una película.
- Gallinero del Sferisterio de Macerata (Le Marche. It). agosto de 2007. Durante la representación de Macbeth ¿de Verdi?
- Piazza de San Marcos de Venezia, con mi hermana Carola, en verano de 2005. Del mismo viaje podría hablar de las escalinatas de la Santa Croce, del tren hasta Santa Lucía, del Ponte de Rialto, entre tiramisú y vaporeto o de los tenderetes de colgantes de cristal de murano.
- Caminos de tierra de Père Lachaise (París), a principios de otoño de 2005, entre hojas caídas en el suelo, pensando en que todo quedaba por delante.
- Isla de Karabane (Baja Cassamance. Senegal). septiembre de 2010. sobre las 4 de la madrugada. Entre las olas de la orilla. Brillaba el plancton y se olía la sombra de los delfines. ¡Qué viaje tan alucinante!


- Filmoteca Española, Cine Doré (aquí en Madrid). Cada una de las veces (tantas veces) que me he enamorado en ella.
- Barrio Alto, Lisboa, por las calles de piedra cubiertas de flores de lila recién caídas de los árboles.
- Muralla blanca y azul contra las olas de Asiláh (Marruecos) durante una escapada de Semana Santa fabulosa. Marruecos me pareció entonces un país tan bello, tan cercano, tan risueño...
- Cala de San Pedro, Cabo de Gata, Almería. Al mediodía de un puente de mayo. Felicidad en carne viva.
- Costiera Amalfitana (Sur de Italia), entre los acantilados de limoneros y buganvillas, mirando al Tirreno al caer el sol.

1 de febrero de 2011

Por cada una de las canciones elegidas para los títulos de crédito

de la primera temporada de Mad Men.
(vayan en este post las 6 primeras)

1) Desde el inconmensurable Vic Damone (oh, the towering feeling, just to know somehow you´re near...) que lo bordó en el inolvidable musical sobre pigmalión...



2) O los anacrónicos -además de suecos- The Cardigans (me gusta su tintineo inicial rollo Velvet Underground!... there´s something to remember, and something to forget...)



3) O ese pedazo de Bobby Vinton con su P.S. I love you (no sé si me gustan más sus coros o toda su disertación meteorológica en las cartas de amor...)



4) Pasando por la maravillosa Ella Fitzgerald con su deliciosa loa neoyorquina (It´s very fancy Delancey street, you know... cuánta morriña de Manhattan, quién pudiera tener un apartamentito en la Gran Manzana, igual que en la canción)



6) Para cerrar, por esta noche, con la triste "Babylon", de don McLean desde el Lower East Side (después de un capítulo quinto de final instrumental) ¡cuánto me gusta Mad Men!