18 de marzo de 2011

porque el sol ha llegado a mi balcón

Ha sido a las 17.18h
Sólo ha llegado a uno de los tres, al resto les falta un pelín de ángulo.
Pero es una señal inequívoca.
Ya está aquí la Primavera.

15 de marzo de 2011

Porque el periodismo sirve para algo

para abrirnos los ojos a lo que pasa,
para intentar explicarnos lo que ocurre



Y porque hay mujeres periodistas que merecen un aplauso
Ojo al cara a cara de Ahmadineyad con Christiane Amanpour (ABC), esta vez sin velo de por medio

14 de marzo de 2011

por la solidaridad online con Japón

Las noticias que llegan sobre las secuelas del terremoto y el tsunami en Japón son horrorosas. Es alucinante la impotencia humana frente a la tierra que se rompe, el océano que engulle la tierra y se zampa construcciones, vidas, barcos, pueblos enteros, centrales nucleares.

Provoca pánico.



Y, sin embargo, ahí esta el pequeño hombrecito, con su esfuerzo y su tecnología para intentar sobreponerse al desastre.

Por eso, en medio de la tragedia, tan espantosa que cuesta creerla (leo ahora mismo en elpais.es que la última cifra es de más de 4.000 muertos, casi 1.500 heridos, más de 400.000 evacuados), me gusta brindar por todo lo bueno y humano y noble lo que surge inmediatamente para poner un parche, para echar un cable, para hacer lo que se pueda.

Y me fascina pensar en el poder de la tecnología.
Y en los gestos, desde los más humildes, a los más poderosos.

Sé que inmediatamente google puso el viernes sistemas de geolocalización de refugios y también para buscar y localizar desaparecidos. Y que, a través de su Google Crisis Response tiene en marcha un sistema de donaciones en yenes muy efectivo, aquí.

En twitter, los hagstags #japan, #prayforJapan, #Japón han echado humo todo el fin de semana.

Pero rezar no basta y si la Cruz Roja lanzó una campaña a través de Facebook que ya ha recaudado más de 75 millones, si un sms con movistar supone donar 1,20 euros a la Cruz Roja (basta con enviar JAPON al 28077), hay otros que han sido más ingeniosos.

Por ejemplo Lady Gaga. Puede sonar a coña marinera que desde su online store de merchandising venda unas pulseras que por 5$ sirven para ayudar a un pueblo destrozado, pero es cierto y a mí me parece loable.

Por ejemplo, el Ejército de Salvación Japonés. Y es que su camiseta solidaria (a 20 euros, que se prometen íntegros para socorrer a las víctimas) me parece una iniciativa bella y humana.



O plataformas de compras (Groupalia -si donas un euro a Save the Children, ellos lo multiplican por dos-, Groupon), aplicaciones (como las odiosas Farmville y equiparables de facebook), iTunes y empresas de todo tipo (msn) que se han comprometido a donar según los internautas pinchen, gusten o directamente compren en sus sitios web.

He leído en un post súper interesante en Alt1404 que es posible insertar en tu propio blog o web un banner que redirige a organizaciones internacionales de ayuda. Las instrucciones, en esta web.

Si quieres leer otras maneras de ayudar te recomiendo pasarte por TimeOut Tokyo.

Por la combinación perfecta de factores matutinos

- El despertador que suena dos minutos después de que haya abierto los ojos porque ya he dormido lo suficiente y ya tengo ganas de despertarme.

- la casa calentita porque el termostato programado ha cumplido su misión.

- el olor a café recién hecho desde la cocina. (o, en su defecto, el del té Jardin Bleu de Damman Frères)

- la leche en la nevera, el azúcar en su armario, mis galletas preferidas (chiquilín) en su balda de la despensa, taza y cuchara, limpias y en sus puestos.

- el zumo de naranjas, pura vitamina C, como luminoso colofón del desayuno.

- la estratégica tubería de agua caliente bajo las losas del baño que cosquillea mis pies descalzos camino de la ducha.

- el champú siempre lejos de los ojos convenientemente deslegañados.

- el minuto y medio de propina bajo el agua a la temperatura perfecta y con la presión ideal (conato de canturreo y gorgoritos de alegría)


- la toalla templada, seca y mullida al alcance de mi mano.

- el guapo subido frente al espejo.

- la inspiración de pizpireta estilista aguzada frente al armario.

- el olor del agua de rosas que utilizo como tónico.

- Una caricia de Chloe eau de parfum detrás de las orejas.

- Un beso y un par de mimos de despedida, para sobrellevar el lunes.

- el metro perfectamente sincronizado en su llegada con mi descenso al andén (línea 4, dirección Velázquez).

- el encuentro con al menos una buena noticia en la apresurada lectura del periódico antes de empezar a currar.

13 de marzo de 2011

Por Geoffrey Rush

Vale que es Colin Firth el que se ha llevado el Oscar. Vale que se le ve sufrir y sobreponerse a la impotencia de la incomunicación de la manera más convincente. Vale que no lo hace nada mal en la peli tan 'british' sobre la tartamudez de Jorge VI de Inglaterra...



Pero si hay un personaje verdaderamente memorable en "El discurso del Rey" (The King´s Speech. Tom Hooper. Oscar a la Mejor película 2011) es Lionel, Lionel Logue, el logopeda tan poco ortodoxo al que da vida Geoffrey Rush.


Y no voy a contar nada de todas las coñas y órdagos que se marca el australiano en la peli, pero sí diré que no esperaba menos del Capitán Barbossa de Piratas del Caribe, del Leon Trotsky de Frida, del Philip Henslowe de Shakespeare in love (nominado al Oscar como mejor actor secundario por su interpretación del propietario teatral en quiebra).

He leído que el amigo Geoffrey se curtió en las tablas (cuentan que coprotagonizó 'Esperando a Godot' junto a un antiguo compañero de piso, Mel Gibson) y que vivió en París y que ya le dieron un Oscar en 1996 por la interpretación genial de un excéntrico pianista en una peli que debo ver pronto, Shine.

Yo creo que a Rush le gusta hacer el tonto (como en Mistery Men) y que es eso lo que le convierte en tan genuinamente divertido. Y creo que es un actor como la copa de un pino (que lo mismo se zampa una peli de terror -como The House of Haunted Hill- que se pone en la piel del Marqués de Sade, que dobla a un pelícano despistado en "Buscando a Nemo")

Por eso brindo por él y corro a buscar Shine. No me digáis que el trailer no tiene buena pinta.

un brindisino por mis primeras 5.000 visitas

Pues sí. Resulta difícil de creer pero 5.000 veces alguien ha pasado por este blog.
Eso me hace feliz.
gracias, majos.

4 de marzo de 2011

Por cinco baladas que me llenan de morriña

- Queen Love of my live, de Freddy Mercury, pero cantada a capella, en una noche de apagón y lluvia en Oussouye (Cassamance), entre caracoles gigantes y el arrullo de las linternas de dinamo, por un amigo senegalés de voz inverosímil y timidez mayúscula.

- Little Boy in Corduroy, de Donovan (aunque no sé si es una balada, decidme vosotros) que me recuerda el camino desde la 63th West hasta la parada de metro de la línea amarilla de la 57th, en Manhattan, y que resume, de alguna manera, uno de los periodos más bonitos de mi vida.



- Te doy una canción, de Silvio Rodríguez, que me trae a la memoria un verano de lo más despistado y divertido, días de sol desde un colchón en un balcón de la calle Argumosa, noches de jarana y más jarana, amigos y una maravillosa sensación de que el verano aquel no iba a terminar nunca.

- Mon dieu, de Edith Piaf. Porque cuando estoy triste, triste, triste, siempre me acuerdo de esta  canción de que escuché por primera vez en clase de francés. Para mí, sintetiza el abismo de cualquier pérdida y el desconsuelo y el ser incapaz de asimilar un batacazo, de una manera tremenda. (En los momentos de más tristeza a veces también me acuerdo de Los Heraldos Negros de César Vallejo)

- Via, via, de Paolo Conte, que esconde entre el albornoz azul el secreto de por qué me enamoré tan absolutamente de la persona de quien sigo enamorada. It´s wonderful, it´s wonderful it´s wonderful good bye my baby... It´s wonderful it´s wonderful, it´s wonderful, i´ll dream of you... chips, chips, dubidubiduuu