12 de diciembre de 2010

Por Fuerteventura, donde no hay cobertura...

...donde las dunas de arena blanca son infinitas y desiertas...



... donde el océano tiene el color de la esmeralda y el viento corta la piel, donde las calas de arena negra brillan al sol y los surferos son felices, apolíneos y bronceados (paraíso de los paraísos en Corralejo, gozo de gozos playeros en Jandía )



(arriba Ajuy, abajo Faro del Matorral, en la Península de Jandía)


Un brindis por Fuerteventura, por sus sempiternos 24º grados, por sus papas con mojo, sus ambrosías Tirma, sus guiris recocidos (oh, dicha de los jubilados de medio mundo en Fuerteventura) y por sus cremitas de aloe vera. Por su pescadito frito y sus cervezas Tropicales, por su calma infinita...


Un brindis por la sombra de Unamuno en Betancuria, por las catedrales oscuras, por las Iglesias con motivos mayas...




...por los pueblos majoreros, por las ardillas y los miradores.


Un brindis por el gozo infinito de no hacer absolutamente nada, y de no hacerlo a pleno sol, en un refugio donde siempre es primavera.

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