Este brindisino va por un vacío, por un hueco, por una falta.
Va por la nostalgia de su esbelta figura en la balda correspondiente de la nevera del súper
Por la añoranza de una hilera de pequeños paquetes sobre un melancólico precio desierto.
Porque hoy me apetecía horrores hacerme con uno de mis productos favoritos de la sección de "pescados envasados" y comerme para cenar una tosta deliciosa de tomatito, rúcula y pasta de bacalao Royal, delicia de las delicias.
Estaba la rúcula (rareza en mi Día), estaba el kumato (rey de los tomates en su pasillo verdulero) pero faltaba mi crema de bacalao.
"Mañana será otro día" me he dicho a mí misma cual Escarlata O'Hara camino de las cajas.
Mañana, sin duda, volveré a por mi bacalao delicioso.
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