1 de diciembre de 2010

Un brindis por Vegaviana

Ya se huele en el horizonte la pantagruélica Navidad, con sus lucecitas vivarachas, sus corderos asados, sus jubilosas borracheras y sus toneladas de dulces (venga un panettone, venga un polvorón, pásame una trufa, anda, que le pego un bocao a la tableta de turrón...)

Y ya conozco a más de una, más lista y voluntariosa que yo, que se ha apuntado a alguna dieta preventiva y disociada.

Yo lo intento, engullir con cordura y mesura. Y en previsión de las comilonas que vienen, con sus langostinos, sus salmones ahumados, sus lenguados Menier y sus aperitivillos de Ibéricos, me dejo caer cuando puedo por algunos de mis vegetarianos predilectos (una justificación como otra cualquiera para comer sano, sin pasar hambre)

Ni el muy recomendable Granero de la calle Argumosa Argumosa, ni la encantadora La Gallete, ni el buenrollero y divertido buffet de Viva la Vida, ni siquiera el diminuto vegetariano de Malasaña (en la placita junto a Espíritu Santo) ganan en mi apuesta personal por la cocina vegetariana en Madrid. Tras años de perseverar con La Biotika de Amor de Dios (perseverancia más asociada a la vecindad que a mi devoción por su austera carta), he encontrado mi paraíso anticarnívoro.

Y es que no hay vegetariano tan rico, tan agradable y con camareros tan majos como el Vegaviana (calle Pelayo, 35, metro Chueca)



Si sé que voy a cenar allí me paso la clase de Yoga fantaseando con sus hamburguesas de avena y salsa de yogur, con su revuelto de tofu, cebolla y tomates secos o con su quiche de puerros. Se me da fatal lo de meditar...



Su sopa de mijo está buenísima (y no te pone la cara de pena que ponen las sopas macrobióticas), sus ensaladas son excepcionales, las pizzas tienen mucho encanto, hay una sabrosa selección de Supremas de Pollo de Corral (es un vegetariano tolerante, Vegaviana, y la suprema con puerros y queso azul es una maravilla). Los postres, obra de un cocinero italiano feliz y con muy buena mano para el dulce, son deliciosos. ¡Bendito tiramisú!

Además, tiene unas infusiones digestivas agradables y bienhechoras y te premia con un chupito de licor las noches de frío y heladas (y también las de verano y las de primavera y las de otoño)

Total que a mí me gusta un montón Vegaviana (que, además, tiene un precio realmente módico y anticrisis) y no sé si servirá de mucho como prevención prenavideña -sobre todo por el Tiramisú y los licores de flores- pero, en lo que a vegetarianos madrileños se refiere, es mi predilecto sin discusión posible.

1 comentario:

  1. No sabes la alegría que me da leer un post del Vegaviana por aquí después de unos años sin pisar Madrid.

    Servidor, ha pisado esa santa casa alguna vez, y posteriormente ha sido carne (perdón....) verdura de Honky Tonk, para acabar en las garras de mi amigo Isaac (con melancolía Urquijiana en Pasaje de San Lorenzo 5) en mi Lady Pepa antológíco.

    ¿Me permites apoderarme del título de tus temas por un solo instante?

    Un brindis por.... Los espaguetis y las melodías melancólicas del bar de Isaac.

    Gracias por traerme tan buenos recuerdos con tus excelentes escritos.

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